Con un conocimiento directo y profundo de las realidades de los dos países, Antoni Batista reflexiona sobre la evolución del concepto de nación en Catalunya y el País Vasco. Plantea que las naciones del siglo XXI ya no pu...

Con un conocimiento directo y profundo de las realidades de los dos países, Antoni Batista reflexiona sobre la evolución del concepto de nación en Catalunya y el País Vasco. Plantea que las naciones del siglo XXI ya no pueden construirse sólo con los principios clásicos de territorio, raza y lengua, sino que, cada vez más, se imponen los componentes simbólicos: la cultura, las tradiciones, el hecho consuetudinario. Es decir, los himnos, las banderas, las canciones que el pueblo hace suyas,...

En este camino, Euskadi y Cataluña se han arraigado al largo de la historia en formas de identidad simbólicas totalmente alejadas. Los unos en la convexidad, la lucha atávica, la interiorización de la resistencia. Los otros, en la concavidad, la integración, la cohesión social, el pacto. Pero ahora los tiempos están cambiando. En fin de la violencia en el País Vasco es un paso ambicioso para acercarse a la concavidad, mientras Cataluña afronta el reto de un independentismo renovado, transversal, cordial.